jueves, 27 de junio de 2013

La falsa caridad


      En estos momentos de crisis económica es de admirar la función social de muchas personas que sin ánimo de lucro ayudan a los más necesitados  a soportar mejor el día a día, sobre todo en los comedores de algunas comunidades religiosas. También muchas organizaciones no gubernamentales colaboran con voluntarios para estar al lado de los más débiles, una situación a la que todos podemos llegar, dado el sistema económico por el que parece que tenemos muchas cosas y en el fondo no tenemos nada. Pero desde el otro lado de la solidaridad hay sectores (bancos, partidos políticos, jerarquía religiosa) que pregonan una “falsa caridad”, mientras que con sus políticas insolidarias  han propiciado precisamente la crisis económica que sufrimos. Utilizan el concepto de la caridad como una ayuda fraternal, sin embargo no hacen otra cosa que insistir en la idea de la desigualdad social y no proponen nada para cambiarla.
      Por esta razón, la película “Plácido” de Berlanga, es un ejemplo de esa “falsa caridad” de las clases pudientes, conservadoras, la hipocresía que siempre han tenido sobre los derechos sociales de los más pobres.  La sociedad ha cambiado mucho desde que se estrenara a principios de los sesenta esta obra maestra de la filmografía española, pero esta película que se iba a titular “siente un pobre a su mesa” refleja con exactitud una España que en esencia no ha cambiado, es decir, los desajustes sociales entre clases, la dificultad que hay para que unos servicios públicos (educación, sanidad, vivienda) lleguen a todos los ciudadanos. Berlanga con su humor negro hizo una obra maestra  y plantea una pregunta cuya respuesta está en el aire: ¿es  mejor la caridad  o la justicia social?

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