martes, 11 de junio de 2013

RILKE EN TOLEDO


     El poeta Rainer María Rilke es uno de los grandes poetas en lengua alemana. Nació en 1875 en Praga, pero destaca por su nomadismo, es un gran viajero, conocedor de  casi todos los países europeos: Rusia, Francia, Italia y por supuesto España. En noviembre de 1912 se instala en Toledo para vivir en la Ciudad Imperial  una serie de experiencias que marcarán toda su obra poética. De Venecia llega a Toledo, y las dos ciudades son dos referencias de dos países y dos culturas. Rilke se instala en el hotel Castilla, que actualmente es un edificio de la administración pública y enseguida comienza a caminar por las sinuosas calles, buscando la inspiración necesaria para seguir escribiendo sus poemas. Se integra como un habitante más, que se apasiona por el sonido de las campanas de la catedral o las puestas del sol tras los cigarrales.

    Para hablar de este escritor y su relación con esta ciudad es una cita obligada  aludir al ensayo “Rilke en Toledo” de Antonio Pau Pedrón. Es un texto cuidadosamente editado por editorial Trotta  con ilustraciones de Ignacio Zuloaga y sobre todo de El Greco, pintor que impresionó totalmente a Rilke.  El poeta quería  recibir las sensaciones un Toledo mágico, cercano a lo fantasmagórico, por eso paseaba continuamente por la ciudad.  En uno de sus poemas recoge la imagen de una estrella que cae del cielo, mientras él camina por el puente de San Martín. Este hecho lo recordaría durante toda su vida.  En los últimos versos de un poema escrito en Munich en 1915 recuerda el puente y la estrella.

“Oh estrella precipitada en el abismo,

que  una vez vi desde un puente:

no he de olvidarte nunca. ¡Siempre en pie!

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