Este título bien podría ser un
lema en una campaña parroquial, pero se trata de una novela de Marcos Giralt
Torrente, una excelente narración en la que hace un homenaje a su padre, que
murió de cáncer. Esta obra está
publicada por la editorial Anagrama y ha obtenido un gran reconocimiento de
lectores y crítica. Su segundo apellido se debe a que es nieto del gran Gonzalo
Torrente Ballester, por lo tanto la sangre literaria corre por sus venas. Los
que leyeran su novela “París” comprobarán que el autor abandona el artificio,
el estilo denso, el lenguaje elaborado para
centrarse en lo personal, en lo confesional, en lo íntimo. Por lo tanto,
la novela es una historia contada en primera persona, es una vista atrás en la
que confluyen recuerdos, sensaciones y también obsesiones.
Es una declaración de amor
hacia su padre, pero no es un libro amable, porque cuenta los frecuentes desencuentros que tuvo
con él. Si fuera una ficción podríamos decir que es una novela de aprendizaje,
que los personajes están muy logrados en su evolución afectiva, pero los
personajes no son inventados. Su padre
fue un pintor, un hombre culto y
sensible, pero a su vez manipulable y débil. Llama la atención que Giralt
Torrente llame a la mujer de su padre “la amiga que conoció en Brasil”, siempre
con un tono despectivo. En la historia que los une como padre e hijo todo
cambia cuando al primero se le diagnostica un cáncer. Entonces se convierte en
una persona dependiente que necesita un cuidador día y noche.
Lo más emotivo de esta novela, lo que me ha llevado a hacer esta reseña es mostrar el amor sin límites de un hijo a un padre y más importante aún es que "tiempo de vida" saca a la luz el problema de las personas dependientes.
Lo más emotivo de esta novela, lo que me ha llevado a hacer esta reseña es mostrar el amor sin límites de un hijo a un padre y más importante aún es que "tiempo de vida" saca a la luz el problema de las personas dependientes.
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