martes, 25 de junio de 2013

Tiempo de vida



Este título  bien podría ser un lema en una campaña parroquial, pero se trata de una novela de Marcos Giralt Torrente, una excelente narración en la que hace un homenaje a su padre, que murió de cáncer.  Esta obra está publicada por la editorial Anagrama y ha obtenido un gran reconocimiento de lectores y crítica. Su segundo apellido se debe a que es nieto del gran Gonzalo Torrente Ballester, por lo tanto la sangre literaria corre por sus venas. Los que leyeran su novela “París” comprobarán que el autor abandona el artificio, el estilo denso, el lenguaje elaborado para  centrarse en lo personal, en lo confesional, en lo íntimo. Por lo tanto, la novela es una historia contada en primera persona, es una vista atrás en la que confluyen recuerdos, sensaciones y también obsesiones.
    Es una declaración de amor hacia su padre, pero no es un libro amable, porque  cuenta los frecuentes desencuentros que tuvo con él. Si fuera una ficción podríamos decir que es una novela de aprendizaje, que los personajes están muy logrados en su evolución afectiva, pero los personajes no son inventados.  Su padre fue  un pintor, un hombre culto y sensible, pero a su vez manipulable y débil. Llama la atención que Giralt Torrente llame a la mujer de su padre “la amiga que conoció en Brasil”, siempre con un tono despectivo. En la historia que los une como padre e hijo todo cambia cuando al primero se le diagnostica un cáncer. Entonces se convierte en una persona dependiente que necesita un cuidador día y noche.
Lo más emotivo de esta novela, lo que me ha llevado a hacer esta reseña es mostrar el amor sin límites de un hijo a un padre y más importante aún es que "tiempo de vida" saca a la luz el problema de las personas dependientes.

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