Las películas de Satyajit Ray recogidas en la trilogía de Apu “Pather
Panchali” (La canción del camino), “Aparajito” (El invencible)y “Apu Sansar” (El mundo de Apu) están consideradas como unas auténticas obras
de arte en la historia del cine. Sin embargo,
no han llegado al gran público, a pesar de que es una muestra clara del
neorrealismo realizado en la India. Las
imágenes de Calcuta nos recuerdan a cualquier calle de Roma o de Madrid. Estas
películas se realizaron entre 1955 y 1959, Ray admiraba a los mejores
directores americanos de la época y también conocía el cine que se hacía en
Europa. Su intención artística es la de narrar la vida de las personas de
manera realista, sin tramas ni acciones secundarias. Lo que cuenta en sus
películas no es artificial, sino que es natural, pero no por eso aburrido ni
poco interesante.
Por supuesto lo que más llama
la atención es la mirada tierna y a la vez dura que hace Ray de la vida desde
la infancia hasta la etapa adulta. Nos cuenta la vida de Apu cuando es niño,
adolescente y cuando al final consigue ser un padre que busca desesperado el
amor de su hijo. Es un cine de sentimientos que muestra con lentitud la
intrahistoria de una familia. Las imágenes están sabiamente acompañadas con el
hilo musical inconfundible de Ravi Shankar, un ejemplo inmejorable de música
oriental, elegante que emociona al espectador en varios momentos de la
película.
Encontramos por una parte lo particular y
lo universal, es decir, el espacio y el tiempo de una cultura alejada de la
nuestra se unen a las circunstancias comunes en todas las sociedades. Quiero
decir que el amor de los padres por los hijos, el dolor por la muerte de los
seres queridos, la soledad de los ancianos son los temas que hacen este cine
universal. Llama la atención la presencia de la muerte en la película, pero considerada
como algo natural, porque percibimos desde el primer momento que la muerte es
un ciclo vital, una ley de vida.
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