jueves, 27 de junio de 2013

La falsa caridad


      En estos momentos de crisis económica es de admirar la función social de muchas personas que sin ánimo de lucro ayudan a los más necesitados  a soportar mejor el día a día, sobre todo en los comedores de algunas comunidades religiosas. También muchas organizaciones no gubernamentales colaboran con voluntarios para estar al lado de los más débiles, una situación a la que todos podemos llegar, dado el sistema económico por el que parece que tenemos muchas cosas y en el fondo no tenemos nada. Pero desde el otro lado de la solidaridad hay sectores (bancos, partidos políticos, jerarquía religiosa) que pregonan una “falsa caridad”, mientras que con sus políticas insolidarias  han propiciado precisamente la crisis económica que sufrimos. Utilizan el concepto de la caridad como una ayuda fraternal, sin embargo no hacen otra cosa que insistir en la idea de la desigualdad social y no proponen nada para cambiarla.
      Por esta razón, la película “Plácido” de Berlanga, es un ejemplo de esa “falsa caridad” de las clases pudientes, conservadoras, la hipocresía que siempre han tenido sobre los derechos sociales de los más pobres.  La sociedad ha cambiado mucho desde que se estrenara a principios de los sesenta esta obra maestra de la filmografía española, pero esta película que se iba a titular “siente un pobre a su mesa” refleja con exactitud una España que en esencia no ha cambiado, es decir, los desajustes sociales entre clases, la dificultad que hay para que unos servicios públicos (educación, sanidad, vivienda) lleguen a todos los ciudadanos. Berlanga con su humor negro hizo una obra maestra  y plantea una pregunta cuya respuesta está en el aire: ¿es  mejor la caridad  o la justicia social?

El verano y la infancia


    Los poemas  de verano, al igual que las canciones de verano, reflejan los sentimientos de una manera más cálida, con un sentido más lúdico de la vida. Los poetas en ocasiones recuerdan los veranos de su infancia para encontrar la inspiración y para expresar un estado de melancolía. El verano es sin duda el territorio de la infancia, porque para los niños es un inmenso tiempo de aprendizaje del mundo, siempre lleno de placeres, como conocer el mar, las noches estrelladas y también el descubrimiento del amor. Lo que para los adultos es un trámite vacacional, para los niños es un conjunto infinito de sensaciones, que recordarán durante toda la vida.
     Antonio Machado en su libro “Soledades” recuerda unos veranos polvorientos y la maravilla de las puestas de sol y los colores de la tarde. Rafael Alberti en “Marinero en tierra” refleja la imagen de los niños que contemplan el trabajo de los  pescadores. El mar es el símbolo del verano, los juegos y los baños en la playa son los símbolos de la pintura de Sorolla. También Manuel Vicent toma de su infancia las referencias para la novela “Tranvía a la Malvarrosa”, que es el barrio de la playa de Valencia. En verano los niños se alejan por unos meses de la disciplina de las aulas, por eso el verano es sinónimo de ausencia de normas, de libertad. Es el eterno paraíso, los días son inacabables y llenos de felicidad.
      En cambio hay niños que en verano están tristes y no sonríen. Ellos sufren en silencio problemas familiares o conflictos políticos y militares. En algunos países es en verano cuando precisamente dejan de ser niños y se les obliga a trabajar para complacer a los turistas adinerados, incluso se les prostituye para salir de la miseria. Como podemos ver, la infancia es muy distinta según el país donde se nazca, pero lo que sí es cierto es que no hay diferencia en la ilusión de un niño cuando llega el verano.

 

martes, 25 de junio de 2013

Tiempo de vida



Este título  bien podría ser un lema en una campaña parroquial, pero se trata de una novela de Marcos Giralt Torrente, una excelente narración en la que hace un homenaje a su padre, que murió de cáncer.  Esta obra está publicada por la editorial Anagrama y ha obtenido un gran reconocimiento de lectores y crítica. Su segundo apellido se debe a que es nieto del gran Gonzalo Torrente Ballester, por lo tanto la sangre literaria corre por sus venas. Los que leyeran su novela “París” comprobarán que el autor abandona el artificio, el estilo denso, el lenguaje elaborado para  centrarse en lo personal, en lo confesional, en lo íntimo. Por lo tanto, la novela es una historia contada en primera persona, es una vista atrás en la que confluyen recuerdos, sensaciones y también obsesiones.
    Es una declaración de amor hacia su padre, pero no es un libro amable, porque  cuenta los frecuentes desencuentros que tuvo con él. Si fuera una ficción podríamos decir que es una novela de aprendizaje, que los personajes están muy logrados en su evolución afectiva, pero los personajes no son inventados.  Su padre fue  un pintor, un hombre culto y sensible, pero a su vez manipulable y débil. Llama la atención que Giralt Torrente llame a la mujer de su padre “la amiga que conoció en Brasil”, siempre con un tono despectivo. En la historia que los une como padre e hijo todo cambia cuando al primero se le diagnostica un cáncer. Entonces se convierte en una persona dependiente que necesita un cuidador día y noche.
Lo más emotivo de esta novela, lo que me ha llevado a hacer esta reseña es mostrar el amor sin límites de un hijo a un padre y más importante aún es que "tiempo de vida" saca a la luz el problema de las personas dependientes.

lunes, 24 de junio de 2013

“En la Orilla” De Rafael CHirbes


     La última novela de Rafael Chirbes es una continuación, un complemento de su anterior novela “Crematorio”.  Pero no es la segunda parte de una saga, es más bien, como ha dicho gran parte de la crítica, una cara B que refleja todo lo que es la sociedad española.  Si en “Crematorio” presentaba el mundo de la especulación inmobiliaria, el falso espejismo del progreso económico de España, en esta ocasión habla del fango en el que está sumergida la sociedad española. Definitivamente, “En la orilla” es la novela de la crisis, la novela comienza  con el descubrimiento de un cadáver en el pantano de Olba. Chirbes utiliza extensos monólogos interiores  para que los personajes se explayen, sacando sus pensamientos, sus obsesiones.
        Esteban ha tenido que cerrar una carpintería, un negocio que en los años de la bonanza económica daba suculentos beneficios, pero con la llegada de la crisis tuvo que cerrar y despedir a sus empleados. Él ya se considera un hombre viejo “no hay etapas intermedias entre envejecer y morir, aunque transcurran decenios”, precisamente tiene que cuidar de su padre anciano y enfermo.  También aparece el tema de la sordidez de la prostitución, la explotación sexual y su relación con la inmigración. Así pues, la colombiana Liliana, asistenta de Esteban, reflexiona así “es el mundo  al revés, siendo un paraíso nuestro país, tenemos que salir de allá, ustedes debían ser los españoles, con estas llanuras áridas los que emigraran allá”.  En el texto hay continuas referencias a los edificios sin terminar,   esqueletos, que rompen la estética de las ciudades y de los pueblos, donde años antes todo se vendía. En la página 378  aparece uno de los puntos más duros de esta novela, describe cómo una rata enorme trepa por el muro de un cementerio, “la crisis hace que entierren a la gente en ataúdes de pésima calidad que no son capaces de retener la podredumbre”.

viernes, 21 de junio de 2013

EL POETA TOLEDANO GERARDO LOBO


   Eugenio Gerardo Lobo nació en Cuerva en 1679. Como otro ilustre poeta toledano Garcilaso de la Vega, fue un hombre de “armas y letras”. Gerardo Lobo combatió en la Guerra de Sucesión y se le conoció con el apodo del “capitán coplero”. Tuvo una muerte trágica, porque en 1750 muere al caer de su caballo. Por lo tanto, hay muchas similitudes con Garcilaso en su vida y en su muerte, puesto que el gran poeta cortesano del Renacimiento murió despeñado al ascender a una fortaleza. Pero sobre todo son muchas las influencias en la utilización del soneto, Gerardo Lobo es un poeta que abre el siglo XVIII, el siglo del Neoclasicismo.
      No encontramos mejor definición del amor que la que se encuentra en el primer cuarteto de su soneto “Define un amante su amor y declara su cuidado”
 
“Arder en viva llama, helarme luego,
mezclar  fúnebre queja y dulce canto,
equivocar la gloria con el llanto,
no saber distinguir nieve ni fuego”
 
   El poeta define el amor en su intensidad, como pasión que no permite vivir al amante y que le hace caer en contradicciones. Pretende razonar su situación, pero sabe que es incapaz de controlar sus sentimientos. En los últimos versos del soneto reconoce la causa de sus desvelos y declara su amor abiertamente:
 
“contrariedad que el alma sabe e ignora es,
 Marsia soberana, el amor mío,
¿Preguntáis quién lo causa? Vos, señora”.
 
   Junto al tema universal del amor hay otros sonetos que reflejan la angustia del paso del tiempo “Es difícil la enmienda en la vejez”
 
“Gusté la infancia sin haber gozado
el dulcísimo néctar que bebía;
pasé la adolescencia en la porfía
del estudio inútil, mal aprovechado”
 
   El poeta cae en el peor de los pesimismos y como si fuera un filósofo existencialista del siglo XX considera que el hombre es un ser destinado a la muerte.
 
“...esperar el más arduo vencimiento
quien el día perdió, con su mañana,
en la noche infeliz del desaliento”
 
   Pero siempre en la poesía hay un poco de esperanza y Gerardo Lobo escribe sobre la fuerza de la primavera en la naturaleza:
 
Esa pompa que ahora está marchita;
por aquella estación florida espera
que aviva flores, troncos resucita”.

jueves, 20 de junio de 2013

EL NIÑO REPUBLICANO


      Después de ocho años de su muerte, nos acordamos de  Eduardo Haro Tecglen,  porque sus críticas teatrales, sus columnas periodísticas y sobre todo su visión irónica de la vida daban un alimento mitad espiritual y social. Seguramente que dentro de décadas se le estudiará como si fuera Larra. Pero él huía de la solemnidad del erudito, aunque su cultura era inmensa en todos los terrenos: la literatura, la filosofía, la política. Ya se ha dicho que eran muchos los lectores de El País que empezaban la lectura del periódico por las últimas páginas. Allí estaba en la sección de televisión su columna Visto/Oído, donde hacía un análisis permanente de la sociedad española, de sus virtudes y defectos, siempre desde su postura de hombre de izquierdas, comprometido con su tiempo. Aunque en muchos de sus artículos era un hombre combativo y visceral, él era un hombre apacible y bueno al que le gustaba el debate y la confrontación de ideas.
    Se considera un escritor de periódicos y no de libros, lo decía en un libro de memorias que con seguridad se convertirá en un clásico del siglo XX  “El niño republicano”, publicado en 1996. Es un libro sobre la infancia y la importancia que tiene esta etapa de la vida en el hombre. No hace un estudio pormenorizado de la época, más bien recuerda hechos, como sus paseos  por Madrid, la importancia que iba adquiriendo el cine y sobre todo el teatro, que era su gran pasión. Pero, por supuesto, hay una mirada de nostalgia hacia la República, como un sistema político que marcó el progreso de España en los ámbitos sanitarios, educativos e ideológicos. En ese libro no hay teorías, ni conjeturas, los lectores encontrarán la realidad en los ojos del niño Eduardo Haro Tecglen.

MAZAPÁN AMARGO


      La editorial Ledoria ha publicado una interesante novela negra “Mazapán amargo”, escrita por Santiago ¨Sastre y Joaquín García. Lleva ya meses en el mercado y poco a poco va ganando lectores, que sin duda es lo más importante en el complejo panorama editorial. Siempre sobran premios y efectos publicitarios, lo que importa es que el libro sea reconocido, admirado o  criticado por los lectores.  Como todas las narraciones fieles a un género, “Mazapán amargo” tiene todos los ingredientes de novela policiaca, es decir, un comisario con problemas en su vida familiar, procedente de Marbella, donde la delincuencia campaba a sus anchas. Sin embargo, la búsqueda de la utópica tranquilidad de un policía en una ciudad de provincias, se rompe cuando tiene que investigar un crimen ocurrido en extrañas circunstancias.
    El ritmo de la historia es trepidante, con una lectura amena y entretenida, pero “Mazapán amargo” no es una novela de lectura fácil o superficial, porque los autores han sabido dotar a esta  historia un buen soporte cultural, aderezado de un humor en diálogos, en descripciones. Es una novela para los toledanos y para aquellos que quieren saber aspectos de la ciudad, pero sin ser un compendio de historia ni un folleto turístico. Hay que destacar que en los espacios de la novela aparecen  casi todos los barrios de Toledo desde el casco histórico hasta el Polígono. Por lo tanto, mundo interior y exterior se conjugan en esta narración, que esperemos que sea la primera de una gran serie de investigaciones del inspector Martín Aldana. Me gustaría que  Santiago y Joaquín  se animen a seguir este juego literario.

martes, 18 de junio de 2013

LA POESÍA DE MARÍA LUISA MORA


Maria Luisa Mora es una de las escritoras toledanas más importantes. Nació en Yepes y ganó el premio Adonais, el más prestigio galardón del género poético, con su obra “Busca y captura” en 1995, pero antes ya  había conseguido el accésit por “Este largo viaje hacia la lluvia”.  Los poemas de María Luisa Mora se leen como confidencias, como confesiones íntimas e intensas sobre todos los temas importantes de la vida: el amor, el paso del tiempo, la muerte.
        El último libro publicado por Ediciones Vitruvio es   “El don de la batalla”, poemario que está teniendo mucha aceptación de crítica y de lectores. Confluyen varios sentimientos, como el abatimiento y el dolor por la muerte de un ser querido, pero por otra parte también hay un intento de sublevación. Eso es lo que dice en los últimos versos de su poema “Sublevación”
Sublevémonos todos.
Cojamos ya las riendas de la vida.”
   En el libro predomina el verso libre, no hace alardes retóricos, pero es de destacar el acertado uso de la adjetivación, además de otros procedimientos como los encabalgamientos, por lo que esta poesía  tiene muchas cualidades para ser recitada.
Hay poemas en los que presenta la vida gris y monótona.
No tengo nada que decir.
Se ha agotado
el tema de mi vida.
Dejo mi pluma en un mundo diminuto
y sigo
mi andadura gris hacia lo alto.”
   Pero sin duda el poema más emotivo es “Valentía”,  aquí se encuentra el verso que da título al libro. En estos versos muestra el sentido del valor y de la lucha en la vida.
 
 
“Luchó hasta el final
como los soldados más intrépidos.
No claudicó ante la amargura
ni proclamó como propia
la bandera del desánimo.
Fue hermosa y fue valiente.
Tuvo el extraño don de la batalla”.

TOLEDO, ESCENARIO DE CINE


   
   Toledo es el escenario ideal para el rodaje de películas.  El séptimo arte encuentra en esta ciudad la mejor referencia y espacio para ubicar sus historias. Como cabía de esperar, por estas calles se han rodado centenares de películas históricas y no menos han sido las de corte fantástico, gracias al lado misterioso que siempre ha tenido la Ciudad Imperial. Sin embargo, a mi juicio las mejores películas, las que mejor han retratado la sociedad toledana son las películas realistas. Casi siempre muestran una ciudad de características  provincianas, una ciudad conservadora que vive de un pasado lleno de esplendor. Hay dos películas que merecen un comentario: “El buen amor” de Francisco Regueiro, rodada en 1963 y “Te doy mis ojos” de Icíar Bollaín, que se estrenó en 2003.
    El cine de Francisco Regueiro, y esta película aún más, es un cine poco conocido para el gran público. En “El buen amor” una pareja de novios universitarios de Madrid pasa un día en Toledo. Para ellos este viaje es una aventura, porque han mentido a su familia que piensa que están en la facultad. Es una pequeña burla de las normas, en una sociedad opresora. Vienen a la ciudad como dos turistas en un plomizo día de diciembre. El ritmo de la película, como la vida que se quiere reflejar, es pausado, lento. Sin duda, aquí hay una aplicación de las técnicas neorrealistas italianas y también hay un reflejo de la literatura realista, objetivista. Hay que destacar la interpretación de un jovencísimo Simón Andreu.
     La excepcional “Te doy mis ojos”, toca también el mundo de la pareja, pero desde la valentía de afrontar el tema de la violencia de género de una manera muy profunda. Posiblemente, este film es la mejor radiografía de la vida de Toledo. Aparece el Polígono como zona residencial, donde vive la familia protagonista, y se muestra el Casco Histórico, como zona laboral, turística. En los escenarios de la ciudad no se buscan tópicos o estampas. En el Puente de San Martín, por ejemplo, hay una secuencia en la que el matrimonio parece reconciliarse, pero están ajenos al marco bucólico de égloga de Garcilaso. Para ellos, Toledo no es una ciudad bonita, única, es simplemente un espacio donde vivir, mostrando así un claro desarraigo con su tradición e historia.

viernes, 14 de junio de 2013

TOLEDO OLVIDADO


El libro  Toledo Olvidado  es  una recopilación de  casi trescientas fotografías que muestran esta ciudad, con el aire  poético y testimonial  que siempre reflejan las imágenes del pasado.  Hace ya cinco años que nació el conocidísimo blog  de Eduardo Sánchez   www.toledoolvidado.blogspot.es  Ha  recibido reconocimiento y premios, porque ha reunido miles de fotografías, abandonadas en archivos, colecciones particulares. En definitiva, gracias a internet  muchos toledanos han vuelto a su infancia, y todos en general hemos aprendido una lección de historia, más bien de la intrahistoria de una ciudad olvidada, grandiosa en su pasado y  provinciana en costumbres, pero siempre bella e  intacta, inalterable a los efectos del paso del tiempo.
       Hay cuatro bloques, que corresponden a distintas épocas, desde las primeras imágenes tomadas a finales del siglo XIX para concluir con un cielo estrellado, fotografiado en 2012.  Las  fotos más estremecedoras pertenecen a la Guerra Civil, porque hay imágenes que demuestran la violencia que vivió Toledo durante los primeros meses del conflicto. Aparecen saqueos, trincheras y sobre todo muertos en torno a un destruido Alcázar.  Más amables son las instantáneas que nos recuerdan que ésta ciudad sirvió de escenario cinematográfico para las grandes superproducciones americanas de los años cincuenta, como es el caso de “La vuelta al mundo en ochenta días”, donde un  globo sobrevuela la ciudad.  También son muchas  las fotografías que recogieron una  bella panorámica, pero la que a todos nos sorprende, por irrepetible, es la postal de la playa del río Tajo, con centenares de personas bañándose plácidamente. Es una foto de los años sesenta, que más bien parece un paisaje de  alguna égloga de Garcilaso de la Vega.

LA VOZ DEL MAR


      “La voz del mar” es una novela de Consolación González Rico, una escritora toledana, que ha escrito obras muy interesantes, como  “Una mujer de la Oretana”, historia ambientada en los Montes de Toledo.  La novela que nos ocupa la publica la editorial Ledoria, editorial importantísima en la difusión tanto de autores  toledanos, como de temática relacionada con esta tierra. Este texto es una  novela que apenas sobrepasa las cien páginas, pero que  son de intensa lectura de principio a fin, porque nos identificamos con Celia, la protagonista.  A veces, hay novelas farragosas, donde hay acumulación de párrafos que no aportan nada a la historia, que rompen el hilo narrativo. En el caso de “La voz del mar” todo está bien encajado y el estilo literario es poético y directo a la vez. En cierta medida, juega con un impresionismo literario, basado en los recuerdos. Es una novela de “intrahistoria”, como aquellas novelas que escribía Miguel de Unamuno.
     Celia decide irse lejos, abandonar su territorio, porque su vida se ha convertido en un infierno. Por esa circunstancia viaja en tren  hasta Girona, pero el destino podría haber sido otro cualquiera. Quería estar lejos y entregarse al mar, fundirse con sus olas. A partir de aquí, hay una magnífica construcción de una historia, la historia personal basada en una vida de recuerdos  buenos y malos, como toda vida en general.  Celia sabe que se ha roto  el aparente triángulo feliz de su familia, compuesta por su marido Jaime y su hija Irene. Al igual que el personaje de Crisanta de la citada novela “Una mujer de la Oretana”, Celia es una mujer de orígenes humildes, luchadora en un mundo  de poderes machistas. En definitiva, el lector, como fue mi caso, se emociona con esta joya literaria, que se lee de un tirón, dejando después una sensación reconfortante.

jueves, 13 de junio de 2013

El vano ayer


En 2005 Isaac Rosa publicó una excelente novela “El vano ayer”, que reflexiona sobre el franquismo, etapa  tan cercana, pero ya lejana para una generación de personas que sólo conoce los hechos históricos por las películas  y por lecturas diversas en los manuales de historia. Con una distancia inteligente y con una documentación basada en los mejores historiadores como  Tussel y Tuñon de Lara, este escritor elabora una novela original, con muchos materiales narrativos.
    Introduce textos periodísticos en francés informando sobre las revueltas estudiantiles “Des conflits à l´université de Madrid avec plusieurs blessés”, pero la parte más original, satírica es el capítulo donde hace un resumen de la Guerra Civil en castellano antiguo “macarrónico” con gran sentido paródico. Así empieza “Trata como el General, sabida la deshonra de España, determina de salir a la batalla por vengar su injuria”.
      La novela es un cúmulo de aciertos de todo tipo, pero ante todo es una novela que presenta el dolor como tema fundamental.  Es decir, la impotencia de muchas personas que lucharon por cambiar un sistema fascista y no pudieron hacer nada, porque eran una especie marionetas manejadas por ese régimen. Así pues, el profesor universitario Denis es el protagonista de una trama de la policía para capturar a los estudiantes que eran subversivos. Hay una clara reconstrucción de las fuerzas del orden público en la década de los sesenta, con desaparición de alumnos de los que nunca se supo nada.
      La tesis es clara y rotunda: “el régimen franquista se sostuvo gracias a las fuerzas del orden público”. Sin embargo, no creamos que sea una novela de rencores, resentimientos y odio. Nada de eso, porque ya he dicho que prima la distancia sobre la pasión. Incluso en la página 89 hay una víctima que no es un estudiante, es un policía que yace herido, al caer del caballo  “la policía pega fuerte en todas partes, porque eso te lo enseñan en las academias…” Esto nos hace pensar que los cuerpos de seguridad fueron los primeros que sufrieron la falta de libertad, al tener que actuar sin escrúpulos ante personas como ellas, casi siempre procedentes de las capas sociales más humildes.
    En fin, al leer esta novela sacamos muchas conclusiones, tal vez, la más triste de todas es que esos cuarenta años de dictadura militar fueron años perdidos, de ilusiones desvanecidas, pero sobre todo pensamos que unos pocos controlaron la vida de muchos, de casi todos los españoles de bien.

martes, 11 de junio de 2013

TRISTANA


    En  1969  Luis Buñuel rueda en Toledo la adaptación de una novela de Benito Pérez Galdós. Esta novela es “Tristana”  una historia  ambientada en el final del siglo XIX, pero que el genial director aragonés traslada a las primeras décadas del siglo XX. La Ciudad Imperial era un referente para los jóvenes universitarios de la Residencia de Estudiantes, los miembros de la Generación del 27. Buñuel y sus amigos  Lorca, Dalí, venían a Toledo, porque  les gustaba  el  valor histórico de sus calles, lo solemne de sus monumentos. Por lo tanto, con algunos cambios en la trama de la novela, la película presenta la historia de Don Lope, hombre mayor que acoge en su casa a  Tristana, una joven a la que  trata  como hija  y  esposa.   Pero el personaje principal es la ciudad de Toledo. En el comienzo del film  vemos la panorámica de la ciudad, desde el Valle con el repiqueteo monótono y grave las campanas de las iglesias.
    De una novela madrileña como la concibió Galdós, Buñuel hizo de  Tristana una película Toledana,  con un recorrido por  edificios, calles,  y  también  hay una presentación de una sociedad de aquel tiempo, con la  identidad de la ciudad: las diferencias sociales entre clases y el fuerte poder en todos los ámbitos de la iglesia católica. Son muchos los espacios que reconocemos en la película: el paseo de Recaredo, el parque de la Vega, el paseo del Tránsito,  la  Puerta de Alfonso VI, los cobertizos, San Pedro Mártir, la Plaza de las Capuchinas, y sobre todo la calle de Santo Tomé, donde estaba la casa de Don Lope. El estilo de la película, como el cine de su autor, es mordaz, sugerente. Es una película  de ritmo lento, donde aparecen referencias a los sueños, las pesadillas, algo propio de su etapa surrealista. En definitiva, con Tristana tenemos un ejemplo más de  que Toledo es un escenario de cine.

RILKE EN TOLEDO


     El poeta Rainer María Rilke es uno de los grandes poetas en lengua alemana. Nació en 1875 en Praga, pero destaca por su nomadismo, es un gran viajero, conocedor de  casi todos los países europeos: Rusia, Francia, Italia y por supuesto España. En noviembre de 1912 se instala en Toledo para vivir en la Ciudad Imperial  una serie de experiencias que marcarán toda su obra poética. De Venecia llega a Toledo, y las dos ciudades son dos referencias de dos países y dos culturas. Rilke se instala en el hotel Castilla, que actualmente es un edificio de la administración pública y enseguida comienza a caminar por las sinuosas calles, buscando la inspiración necesaria para seguir escribiendo sus poemas. Se integra como un habitante más, que se apasiona por el sonido de las campanas de la catedral o las puestas del sol tras los cigarrales.

    Para hablar de este escritor y su relación con esta ciudad es una cita obligada  aludir al ensayo “Rilke en Toledo” de Antonio Pau Pedrón. Es un texto cuidadosamente editado por editorial Trotta  con ilustraciones de Ignacio Zuloaga y sobre todo de El Greco, pintor que impresionó totalmente a Rilke.  El poeta quería  recibir las sensaciones un Toledo mágico, cercano a lo fantasmagórico, por eso paseaba continuamente por la ciudad.  En uno de sus poemas recoge la imagen de una estrella que cae del cielo, mientras él camina por el puente de San Martín. Este hecho lo recordaría durante toda su vida.  En los últimos versos de un poema escrito en Munich en 1915 recuerda el puente y la estrella.

“Oh estrella precipitada en el abismo,

que  una vez vi desde un puente:

no he de olvidarte nunca. ¡Siempre en pie!

viernes, 7 de junio de 2013

ELOGIO Y NOSTALGIA DE TOLEDO


El ensayo “Elogio y nostalgia de Toledo” de Gregorio Marañón es uno de los libros que muestran de una manera más emotiva la admiración por la Ciudad Imperial, elogiando tanto  su historia como a los personajes ilustres que vivieron aquí. Gregorio Marañón fue una figura importante en el campo de la medicina, trabajando en el Instituto de Patología Médica. Además en literatura ha dejado excelentes ensayos sobre diferentes temas como el arte, la historia, siempre profundizando en el espíritu de grandes personajes históricos como “El conde-duque de Olivares”. Escribió “Elogio y nostalgia de Toledo” en el trágico periodo de 1937 a 1943, en su exilio de París. Unió recuerdos y nostalgias de sus vivencias en la ciudad, de sus estancias dominicales en el Cigarral de Menores.

    Este conjunto de semblanzas sobre Toledo se recogen en un libro editado por Espasa-Calpe, en la colección Austral. Seguramente que será difícil encontrar algún ejemplar de color verde, el color que la editorial dedicaba a los libros que se referían al pensamiento, pero todavía quedan ejemplares en las librerías que contienen libros de segunda mano. Marañón comienza su discurso con una reflexión sobre la grandeza de la ciudad, pero desde la humildad de sus calles y del río Tajo, un río pequeño y retorcido que se hace grande y navegable en su desembocadura en Lisboa. El paisaje toledano que más le impresiona es el del cigarral, para él estas pequeñas casas al otro lado del río son el mejor mirador para  contemplar la monumental ciudad. Hay una evocación de la obra literaria de Tirso de Molina “Cigarrales de Toledo”,  donde unos amigos hablan y cuentan historias, aprovechando aquel marco incomparable.
    
    Como he dicho antes,  Gregorio Marañón hace  un homenaje a personajes ilustres que han nacido o vivido en la ciudad. Como es normal, el primero de ellos es el noble cortesano Garcilaso de la Vega, el poeta más vanguardista de la poesía española, puesto que introdujo con gran maestría  la temática y métrica italianas, a principios del siglo XVI. El Greco es otro gran artista que ha hecho de Toledo una referencia mundial en el ámbito de la cultura y del arte, al presentar sus figuras alargadas y  un Toledo mitad mágico y fantasmal. Por último, nos llama la atención la admiración y fervor que tenía por Benito Pérez Galdós, al que dedica un capítulo del libro,  éste era amigo íntimo de su padre. Destaca la imagen amable que nos da de este escritor, que era un gran conocedor de la ciudad y que vivió en la calle de santa Isabel, donde escribió su novela ambientada en Toledo “Ángel Guerra”.

LA TRILOGÍA DE APU

 Las películas de Satyajit Ray recogidas en la trilogía de Apu “Pather Panchali” (La canción del camino), “Aparajito” (El invencible)y  “Apu Sansar” (El mundo de  Apu) están consideradas como unas auténticas obras de arte en la historia del cine. Sin embargo,  no han llegado al gran público, a pesar de que es una muestra clara del neorrealismo realizado en la India. Las imágenes de Calcuta nos recuerdan a cualquier calle de Roma o de Madrid. Estas películas se realizaron entre 1955 y 1959, Ray admiraba a los mejores directores americanos de la época y también conocía el cine que se hacía en Europa. Su intención artística es la de narrar la vida de las personas de manera realista, sin tramas ni acciones secundarias. Lo que cuenta en sus películas no es artificial, sino que es natural, pero no por eso aburrido ni poco interesante.
    Por supuesto lo que más llama la atención es la mirada tierna y a la vez dura que hace Ray de la vida desde la infancia hasta la etapa adulta. Nos cuenta la vida de Apu cuando es niño, adolescente y cuando al final consigue ser un padre que busca desesperado el amor de su hijo. Es un cine de sentimientos que muestra con lentitud la intrahistoria de una familia. Las imágenes están sabiamente acompañadas con el hilo musical inconfundible de Ravi Shankar, un ejemplo inmejorable de música oriental, elegante que emociona al espectador en varios momentos de la película.
     Encontramos por una parte lo particular y lo universal, es decir, el espacio y el tiempo de una cultura alejada de la nuestra se unen a las circunstancias comunes en todas las sociedades. Quiero decir que el amor de los padres por los hijos, el dolor por la muerte de los seres queridos, la soledad de los ancianos son los temas que hacen este cine universal. Llama la atención la presencia de la muerte en la película, pero considerada como algo natural, porque percibimos desde el primer momento que la muerte es un ciclo vital, una ley de vida.