jueves, 18 de julio de 2013

El placer de la lectura


      Es indiscutible que la lectura es una de las actividades más placenteras que podemos realizar. Nos aporta una especie de alimento espiritual y es una fuente de conocimiento y de sensibilidad. Todos sabemos las bondades  que proporciona tan noble ejercicio, sin embargo siempre nos llegan las estadísticas claras y rotundas de que en España se lee poco, aunque la lectura sea un hábito saludable y una tarea importantísima para hacer un juicio crítico de la realidad.  En alguna campaña de fomento de la lectura se ha dicho que “leer nos hace libres”.  Hay que destacar que en la sociedad actual, totalmente informatizada, la lectura es imprescindible, pero no siempre de textos debidamente escritos y con una finalidad estética.  A veces los textos que leemos incluso en los medios periodísticos son fórmulas estereotipadas, sin ninguna pretensión artística.
    Las posibles causas del poco gusto por la lectura las podemos encontrar en la abusiva presencia de los medios audiovisuales, por la facilidad para que lleguen a toda la población.  Leer no es un ejercicio pasivo como sí lo es contemplar la televisión, para la lectura hay que poner a prueba nuestro mundo interior, y sobre todo estar en silencio, y tal vez conseguir esto sea una de las misiones más difíciles, como si de escalar una alta cima de una montaña se tratara. Sin embargo, en un país donde no se lee es sorprendente el éxito de venta de ciertos libros, y esto es un dato importante, porque como decía Cervantes: “no hay libro malo”.  Pero el placer de la lectura se descubre en la infancia. Cualquier época del año es propicia para que un niño lea incansablemente. En cierta medida cuando  un adulto disfruta con la lectura de un libro recupera la mirada tierna  de su infancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario