Hay dos películas muy interesantes ambientadas
en el verano, como un espacio lúdico, llenas de la vitalidad que se supone que
otorga el calor, con el ocio de las vacaciones estivales como el lugar común
para el desarrollo de la narración cinematográfica. Apuntándonos a la moda
vintage, aquella que eleva a la condición de objeto de culto cualquier producto
antiguo, pero no vetusto, destaco dos películas: "La escapada"
de Dino Risi y "La ley del deseo" de Pedro Almódovar. La
primera de ellas es un film que ya va superando la importantísima etapa del
neorrealismo italiano, y es su director uno de los máximos exponentes de la
comedia italiana, con títulos como "Perfume de mujer". En el caso del
cineasta manchego, esta película nace al final de la época de La Movida, ese
movimiento estético y cultural que surge en la transición política, reflejando
los soplos de libertad después de muchos años de franquismo. "Il
sorpasso", así es su título en italiano, se estrenó en 1962, y "La
ley del deseo" en 1987, por lo tanto, ya ha pasado el tiempo suficiente
para ser dos clásicos de la cinematografía.
En la festividad del ferragosto italiano dos hombres totalmente diferentes
salen de una desértica Roma hacia la playa, el destino ideal para soportar las
altas temperaturas del verano. En cierta medida, la película está planteada
como una road movie, en la que al mismo tiempo que resuenan con frecuencia las
canciones de Pepino di Capri y de Modugno observamos una evolución de los
personajes, marcados por una efímera amistad, en la que destaca el histrionismo
de Bruno, papel genialmente interpretado por Vitorio Gassman. En el caso de
"La ley del deseo", este melodrama nos regala una escena irrepetible,
en la que a Carmen Maura un barrendero riega con una manguera en un paseo por las
calles de la tórrida noche madrileña. Pero no es menos conmovedora la escena
del faro, a la luz de la luna, ambientada precisamente con una canción italiana
"Guarda che luna" interpretada por Fred Buscaglione.
Hay muchas similitudes en las dos películas, que además de recoger la esencia
del verano tienen como punto en común los deseos por disfrutar de la vida, sea
en la consumación del amor, gozar de los placeres de la comida, el baile, o en
proyectos más intelectuales, como los del apocado estudiante de derecho, que
acompaña a Bruno por el recorrido de las carreteras italianas, y que aspira a
ser un buen abogado. Precisamente otro acierto y rasgo de semejanza es que el
timón de las interpretaciones lo llevan personajes maduros, curtidos, que
representan actores como Eusebio Poncela en "La ley del deseo" y
Gassman en "La escapada".
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