Ya lleva meses en las librerías
“La última sombra del Greco”, una novela que han escrito conjuntamente Joaquín
García Garijo y Santiago Sastre, publicada por la editorial Ledoria. A
veces, las novelas son como los guiones
cinematográficos y necesitan varias manos para la confección de una historia llena de intriga,
para que el resultado final tenga la rotundidad de una obra bien hecha. Por
eso, al igual que no nos extraña que para las series televisivas exista un
equipo de guionistas, yo creo que es todo un acierto que esta novela tenga dos
autores, que siguen el esquema claro y reconocible de una novela de género, una
novela negra, pero sin el tono demasiado violento de sus textos más clásicos.
Martín Aldana es un policía que
viene de Marbella, un destino conflictivo, donde se mueven por igual la
corrupción y la violencia. Cree que Toledo es una ciudad fosilizada y apacible.
Tiene que resolver su primer caso nada más llegar, la aparición de un cadáver
en las inmediaciones de la ermita de la Virgen del Valle. Este es el comienzo
de su primer caso, y de la primera novela de estos autores “Mazapán amargo”,
publicada por la misma editorial. Por lo tanto, estamos ante el nacimiento de
un personaje literario, el policía que se enfrenta a la difícil tarea de
descubrir a un criminal. En “La última sombra del Greco” hay varias muertes
relacionadas con una estatua atribuida a El Greco, pero lo más acertado de esta
amena novela es el humor, sobre todo en lo referente al sexo, pero también es
una narración de referencias toledanas, que hacen muy agradable su lectura, por
la cercanía de localizaciones de la historia.
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