lunes, 24 de febrero de 2014

LA UTILIDAD DE LA FILOSOFÍA

Hace unos días escuché una tertulia radiofónica en la que los filósofos Javier Sádaba y el toledano José Antonio Marina justificaban el valor y la utilidad de la filosofía. En otros tiempos sería impensable que dos importantes intelectuales tuvieran que buscar argumentos para hacer creíble lo que todos siempre hemos reconocido, es decir, la  filosofía es el amor a la sabiduría. Sin embargo, como consecuencia de la nueva ley educativa, las clases de filosofía quedarán relegadas a una asignatura muy secundaria, con la apariencia de lo insignificante. Tal vez, palabras como esencia e idea, sean reemplazadas por otras con sonido más vibrante, como emprendedor, puesto que, de manera desesperada, se exige que los nuevos alumnos sean emprendedores, como si no supiéramos que para ser empresario, a veces basta con tener un capital y contratar empleados con un bajo salario.
En 1991 el escritor noruego Jostein Gaarder publicó “El mundo de Sofía”, una novela didáctica sobre el aprendizaje de la filosofía.
Fue todo un éxito de ventas, y sorprendió la conexión entre los adolescentes y esta asignatura, porque la filosofía nace de la curiosidad de un niño, de un joven por preguntarse el origen de las cosas, sus causas, porque ellos no creen en la imposición ni en la certeza de los dogmas. Podemos entender que la finalidad de la filosofía es formar personas críticas, con la capacidad de dar argumentos, de buscar consenso por medio del diálogo. Pero estas pretensiones chocan con una sociedad como la nuestra, donde hay un miedo terrible al espíritu de asamblea.

También sigue existiendo esa segregación irreconciliable entre las letras y las ciencias, sin tener en cuenta que grandes personajes de nuestro tiempo como Bertrand Russel era filósofo y matemático con la misma genialidad. Y en nuestro país, Gregorio Marañón fue un médico y ensayista, Juan Benet ingeniero y escritor. Por último, llego a la conclusión del poco interés por la filosofía y de la cultura en general, mientras termino este artículo y en la emisora pública RNE trastocan la emisión del programa cultural “La estación azul” para retransmitir un partido de fútbol intrascendente, pero de “interés nacional” como decía un político.

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