jueves, 29 de mayo de 2014

TERTULIANOS

Están en todas las partes y siempre son los mismos. En los medios de comunicación de masas, como la televisión y la radio, aparecen los tertulianos, que son aquellas personas que hacen del noble arte de la conversación su forma de vida. Los coloquios y los debates son sus actividades laborales, por lo tanto, son expertos en la oralidad, en utilizar el lenguaje en su forma más directa y espontánea, pero también asumen las consecuencias de no pensar con tiempo un argumento o no analizar una información.
Lo cierto es que son líderes en crear opinión, y la puesta en escena de esas confrontaciones son todo un espectáculo.
Sin embargo, si miramos hacia el pasado, hacia los años de la transición política desde el franquismo a la democracia, había un programa que fue un aprendizaje para muchos españoles de lo que era el consenso, la moderación y sobre todo el diálogo.
Aquel espacio televisivo era La Clave, presentado y moderado por José Luis Balbín. Se hablaba con respeto sobre temas como el aborto, la pena de muerte o el Opus Dei. La charla era natural, sin los recursos histriónicos a los que nos acostumbran los tertulianos actuales.

¿Qué queda de programas como la Clave en la televisión actual? Pues prácticamente nada, porque el medio televisivo ahora, por su propia naturaleza ideológica, comercial, se ha encargado de que los periodistas, analistas políticos sean seres que vociferan sin escuchar a los compañeros, mientras los índices de audiencia suben, cuando aparecen las evidencias de un insulto o una falacia. Otro dato curioso, a diferencia de lo que ocurría años atrás, es que el contertulio que se muestra más progresista, aparece acorralado, y casi cohibido entre aquellos que muestran en ocasiones el  conservadurismo más rancio y trasnochado.

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