La programación cultural toledana ya está en marcha, ahora que estamos
sumergidos en el otoño, una de las estaciones ideales para pasear por la ciudad
y para contemplar sus atardeceres. Por fin, después de muchos años de espera,
además del precioso Teatro de Rojas podemos disfrutar del Auditorio El Greco, o
dicho de una manera más vulgar, el salón de actos del Palacio de Congresos, lo
que siempre se ha llamado el "Miradero". La variedad de espectáculos
es ingente, porque al tradicional ciclo de teatro clásico se unen otros ciclos
de teatro infantil, musicales, además de las representaciones que fuera de
ciclo llegan a Toledo, con los mejores actores de la escena española. Así pues,
es fácil escuchar el verso clásico de Calderón de la Barca y a la semana
siguiente presenciar los entresijos de un drama actual sobre los problemas de
nuestro tiempo. Por supuesto, que no faltan las óperas más solemnes y las
castizas zarzuelas.
En definitiva, Toledo tiene su vida cultural como tendría que ser normal en
una ciudad que es la cultura en mayúsculas. Sin embargo, la realidad es que
esta oferta es escasa para la gran demanda de público que asiste a estas salas.
El ejemplo es claro, para la obra de teatro "Hécuba", que interpreta
Concha Velasco, bastó una hora de apertura de inicio de venta para que se
llenara todo el aforo del auditorio. Generalmente ocurre con casi todas las
obras, porque dos semanas antes del evento ya está colgado el cartel de
"No hay entradas". Esto nos llevaría a congratularnos y pensar que en
esta ciudad hay un gran interés por la cultura, pero también esto lleva a la
reflexión de que Toledo sigue teniendo una programación cultural como hace
veinte años, como de ciudad de provincias, que es escasa en el número de
representaciones. Las circunstancias han cambiado, y al igual que vemos plazas
de toros y campos de fútbol vacíos, por el contrario, cada vez hay más personas
que piden cultura y prefieren gastarse su dinero en el maravilloso mundo del
teatro.