martes, 21 de enero de 2014

El teatro en Toledo


 

La programación cultural toledana ya está en marcha, ahora que estamos sumergidos en el otoño, una de las estaciones ideales para pasear por la ciudad y para contemplar sus atardeceres. Por fin, después de muchos años de espera, además del precioso Teatro de Rojas podemos disfrutar del Auditorio El Greco, o dicho de una manera más vulgar, el salón de actos del Palacio de Congresos, lo que siempre se ha llamado el "Miradero". La variedad de espectáculos es ingente, porque al tradicional ciclo de teatro clásico se unen otros ciclos de teatro infantil, musicales, además de las representaciones que fuera de ciclo llegan a Toledo, con los mejores actores de la escena española. Así pues, es fácil escuchar el verso clásico de Calderón de la Barca y a la semana siguiente presenciar los entresijos de un drama actual sobre los problemas de nuestro tiempo. Por supuesto, que no faltan las óperas más solemnes y las castizas zarzuelas.
En definitiva, Toledo tiene su vida cultural como tendría que ser normal en una ciudad que es la cultura en mayúsculas. Sin embargo, la realidad es que esta oferta es escasa para la gran demanda de público que asiste a estas salas. El ejemplo es claro, para la obra de teatro "Hécuba", que interpreta Concha Velasco, bastó una hora de apertura de inicio de venta para que se llenara todo el aforo del auditorio. Generalmente ocurre con casi todas las obras, porque dos semanas antes del evento ya está colgado el cartel de "No hay entradas". Esto nos llevaría a congratularnos y pensar que en esta ciudad hay un gran interés por la cultura, pero también esto lleva a la reflexión de que Toledo sigue teniendo una programación cultural como hace veinte años, como de ciudad de provincias, que es escasa en el número de representaciones. Las circunstancias han cambiado, y al igual que vemos plazas de toros y campos de fútbol vacíos, por el contrario, cada vez hay más personas que piden cultura y prefieren gastarse su dinero en el maravilloso mundo del teatro.

Elegir la política


La noticia sobre la reducción de los diputados en el congreso regional de Castilla-La Mancha es una noticia importante en una semana tan convulsa, como las precedentes siempre que se habla de política y de políticos, como un oficio denostado, cercado por la corrupción, tachado de la inutilidad más absoluta. Además la propuesta de esta eliminación de plazas en el antiguo convento de San Gil, justificada por la austeridad de esta época, llegó al Congreso de los Diputados. Alguno podría pensar para qué sirven los políticos, si realmente son importantes, y por casualidad, ha llegado a mis manos estos días el ensayo "El valor de elegir" de Fernando Savater. Dedica todo un capítulo a este servicio público "La política no siempre es buena, pero su minimización o desprestigio resulta invariablemente un síntoma mucho peor". En este texto el filósofo vasco desconfía de todos aquellos que afirman "no meterse en política" y dice "en la época franquista uno podría ser gobernador civil, incluso ministro sin dedicarse a la política, ni contagiarse de ella".
En realidad, aunque sea con una relación de amor y odio, los ciudadanos necesitan buenos políticos, o al menos, personas que puedan representar, trabajar por los intereses de un pueblo, aunque solo se acuerden de ese pueblo una vez cada cuatro años. Por supuesto, que nadie está de acuerdo en que la política sea una oferta de trabajo endogámica, solo para los simpatizantes de una u otra ideología, pero, con la ausencia de estos portavoces, posiblemente en las zonas rurales, como ya se ha denunciado, no habrá una autoridad que pida un colegio, un hospital o el arreglo de una carretera.

 

LA MALA EDUCACIÓN


 
Me sorprende la mala educación que muestran periodistas, políticos, tertulianos de los medios de comunicación  cuando,  precisamente, hablan de educación.  Su falta de respeto es absoluta, además del desconocimiento del tema y me sorprende la sorna con la que manejan datos, como auténticos especialistas, sin tener ni idea de la situación y siempre lanzando dardos hacia alumnos y profesores. Miran por encima del hombro, pensando que la autoridad de los años es una fuente de sabiduría, pero yo recuerdo con gracia un programa de televisión “¿Sabes más que un niño de primaria?” en el que personas adultas hacían el ridículo frente a niños que mostraban sus destrezas en las ciencias, la literatura o la historia.
Seguramente que en la educación habrá problemas,  pero, en lugar de escuchar a  profesores y familias,  se hace caso de encuestas alejadas del día a día de las clases. Los informes PISA son una serie de fríos datos estadísticos, realizados como algunas encuestas, sin ningún tipo de rigor. Lo curioso es que los resultados negativos son la excusa para aplicar la más denostada ley de educación, como la LOMCE, sin embargo esos aparentes buenos datos obtenidos por  la Comunidad de Madrid sirven para defender la idea de que los recortes son positivos, y les animan a continuar  con la falacia de que se puede hacer más con menos, argumentado así el hachazo presupuestario en  educación.