En un capítulo de la novela "La voluntad" de Azorín, publicadaen 1902, el protagonista hace un viaje a Toledo, cansado de la vida de Madrid. El autor escribe una serie de reflexiones sobre aquella ciudad de principios de siglo "Toledo es una ciudad sombría, desierta, trágica que le atraea y le sugestiona". Los jóvenes escritores José Martínez Ruiz "Azorín" Y Pío Baroja vinieron a Toledo en diciembre de 1900. De esta experiencia salieron dos novelas "La voluntad" de Azorín y "Camino de perfección" de Pío Baroja. Por aquella época eran dos intelectuales cercanos al anarquismo, pero sobre todo reflejaban la esencia de la Generación del 98. Muchos de sus escritros tratan sobre la decadencia de España y de ciudades como Toledo, que ya había perdido todo su esplendor y se había convertido en una ciudad de provincias.
Al leer esta novela podemos hacer las comparaciones pertinentes entre el Toledo que vio Azorín y el Toledo actual del siglo XXI. Han pasado cien años, pero cuariosamente hay cosas que no han cambiado. El valor religioso de esta ciudad y de sus gentes impresiona al escritor, pero admira a un labrador de Sonseca "por primera vez encuentro un místico que es un pobre labrador castellano que habla con la sencillez y elegancia de Fray Luis de León". En cambio, desconfía de la alta jerarquía eclesiástica, de su retórica. Abiertamente critica al cardenal Sancha, arzobispo de la ciudad "El catolicismo en España es un pleito perdido, entre obispos cursis y clérigos patanes acabarán por matarlo en pocos años". Comprobamos que el anticlericalismo que se atribuía a Azorín en su juventud no era otra cosa que una crítica a la diferencia entre una religiosidad simple y auténtica del pueblo llano y la grandilocuencia de las autoridades eclesiásticas, que se preocupaban más de atacar al progreso que de defender la fe cristiana.
En sus paseos por la ciudad el protagonista, alter ego de Azorín, reflexiona y mezcla crítica literaria, crítica social con un relato de amor. Se enamora platónicamente de una joven toledana que pasea con su madre y piensa en un futuro junto a ella en una ciudad conservadora como Toledo, pero una ciudad tranquila, donde no hay alteraciones ni contratiempos, una ciudad para ser feliz. En la novela dice: "Este es un pueblo feliz, tienen muchos clérigos, tienen muchos militares, van a misa...". Como vemos, Toledo en un siglo ha cambiado muchos, ahora es una ciudad moderna y diversa que conserva un cierto sabor antiguo por las referencias históricas y religiosas, sin embargo hay algo que no ha cambiado, los viajes a esta ciudad se siguen haciendo como si Toledo fuera un anexo de Madrid, un apéndice cultural que en muchas ocasiones sólo se conoce superficialmente.
(Artículo publicado en "Vecinos" en septiembre de 2008 por José Luis Real)